El psiquiatra Enrique Rojas detalla en un artículo las 6 principales fuentes de arrepentimiento entre aquellas personas que sentían la muerte cerca.
En este artículo te las comparto y desarrollo, o bien con mis propias palabras o con las de gigantes en cuyos hombros me he subido1.
👋🏼, soy Adrián y este es el espacio en el que comparto reflexiones y aprendizajes relacionados con el desarrollo personal y profesional.
Minimiza el arrepentimiento
El framework que encontré y que me facilitó enormemente la decisión fue lo que llamé el marco de minimización del arrepentimiento.
Quería proyectarme en el futuro, a los 80 años, y mirar hacia atrás en mi vida para minimizar el número de remordimientos.
Y sabía que cuando tuviera 80 años no me iba a arrepentir de haberlo intentado. No iba a arrepentirme de haber intentado participar en esta cosa llamada Internet que pensé que iba a ser algo realmente grande.
Pero sabía que de lo único que me arrepentiría es de no haberlo intentado nunca.
Y sabía que eso me perseguiría todos los días. Así que cuando lo pensé de esa manera fue una decisión increíblemente fácil.
"¿En mi lecho de muerte podría arrepentirme o sentir remordimientos por hacer o dejar de hacer X?"
Las 6 principales fuentes de arrepentimiento son las siguientes:
Haber vivido para trabajar
Son muchos los que se arrepienten de haber trabajado demasiado. De haber pasado la vida con una sobrecarga excesiva profesional o dicho de una forma más rotunda: haber vivido para trabajar.
Puede que no exista el balance entre trabajo y vida (puedes leer sobre el tema en este artículo y este otro), que sea un ideal, pero cuando abusamos de manera sostenida en el tiempo de uno de los dos extremos: vida o trabajo. Alguno de los otros dos falla. Y qué casualidad que el que suele descompensarse en exceso sea el trabajo.
Y no nos damos cuenta de que la vida personal se descompensa, ponemos en “standby“ a personas y momentos que no deberían esperar.
Sufrimiento excesivo por problemas no tan importantes
Hay también bastante consenso en esta segunda queja: haber sufrido mucho por cosas y problemas de la vida, que realmente no eran tan importantes. Es decir, no haber sabido relativizar, quitarle importancia a esos hechos y tener una visión más larga de las circunstancias vividas en ese momento.
El hecho de que la mayoría de nosotros no ha vivido adversidades reales nos proporciona el dudosos privilegio de que todo nos afecte demasiado, porque no desarrollemos una piel gruesa que nos proteja de las chorradas sin importancia.
No estoy diciendo que TODOS nuestros problemas sean irrelevantes. Pero hay que ponerlos en perspectiva (para separar los que realmente son una absoluta pérdida de tiempo y pasar de ellos), y centrarse en desarrollar fortaleza y actitud proactiva (para poder soportar los que sí son importantes y hacer algo al respecto).
— Victor Reyes.
No haber sabido disfrutar más de la vida
Otra queja que asoma es no haber sabido disfrutar más de la vida. Y esto tiene un amplio espectro: desde no haber sido capaz de captar y gozar de cosas y experiencias de la vida ordinaria, en una especie de carpe diem (aprovecha el momento), pasando por no haber planificado el tiempo libre para uno y buscar cosas que produzcan satisfacción, alegría, disfrute.
The beginners mindset. Ver con otros ojos lo que siempre ha estado ahí:
Beginners mindset
Intenta nacer y morir en cada instante. En el tenis, la clave es vivir cada punto como si fuera el único. Tan perjudicial es pensar que te queda solo uno más para ganar, como acordarte de que acabas de fallar dos derechas seguidas. Y los días; pues los días son como puntos de tenis.
Cuando naces en cada momento y vives las cosas como si fuera la primera vez, sientes una pasión extraordinaria. Compara la felicidad que siente un niño cuando ve pasar un tren con la que sientes tú, que has visto pasar cientos. La calidad de la percepción es distinta y, claro, la calidad de los outputs resultantes de esa experiencia, también. No des nada por sentado e intenta encontrar nuevas maneras de afrontar tus retos. Aunque parezcan los mismos. También aplica en el amor. “Levantarse y verla como si fuera la primera vez” es un superpoder.
La próxima vez que veas pasar un tren, míralo y escúchalo como si fuera tu primer tren, y como si no fueran a pasar mil más. Poco a poco, aplica el mismo enfoque a todo y tu vida se irá diseñando, casi, sola.
El mundo era bello, si se lo contemplaba con la sencillez de un niño.
— Siddharta
No haber dedicado más tiempo a la familia
No haber dedicado más tiempo a la familia. Hoy lo vemos esto con bastante frecuencia. De hecho existe hoy una figura que es la del padre ausente que en la actualidad tiene bastante relieve: que es el padre que casi no ha tenido influencia en la educación y formación de sus hijos, porque el trabajo le ha absorbido la gran mayoría de su tiempo y no ha tenido una presencia psicológica con ellos. Y que su papel fundamental ha sido la de traer dinero a casa, siendo esto algo muy importante para el sustento económico de la familia, pero que no ha sabido implicarse en esos otros campos familiares.
Muy en relación a la primera (haber vivido para trabajar).
Saber poner límites se vuelve una tarea crucial cuando ciertas áreas de nuestra vida (ej: trabajo) nos sobre pasan tanto que terminan chafando otras patas importantes.
Definir “red flags” que no sobrepasar bajo ningún concepto y, en caso de estar cerca de las mismas, parar.
Falta de coraje
Otros han dicho: ojalá hubiera tenido el coraje de hacer lo que realmente quería hacer y no lo que los demás esperaban de mí. En el fondo esto tiene mucho que ver con: atreverse a ser uno mismo. Sacar su personalidad, su estilo de vida.
Echarle cara y no buscar la aprobación de otros. A mí parecer, la falta de coraje es una de las causas de mayor arrepentimiento. Se acaba tu vida y te das cuenta de que has estado viviendo la de los demás, has estudiado lo que se te ha dicho y no lo que tu curiosidad pedía a gritos que estudiaras, trabajado en un trabajo por status, etc.
Arrepentimientos por no haber sido yo al 100%, por haberme dedicado a reaccionar según lo que yo pensaba que los demás querían de mí. Sobrevaloramos la opinión de los demás. Terminas convirtiéndote en la marioneta de los demás, en lo que crees que los demás quieren de ti y no en lo que tú realmente quieres.
Te ahorras el miedo presente pagando con arrepentimiento futuro.
De mayor te arrepientes de los riesgos no tomados. El remordimiento se mantiene oculto durante años, pero tarde o temprano llama a la puerta. El mayor riesgo es no asumir ningún riesgo.
Falta de espiritualidad
Finalmente, otros han lamentado no haber sabido tener una espiritualidad más sólida, que les diera respuesta a los grandes interrogantes de la vida. Las personas que no han tenido unas creencias trascendentes, reconocen en esos instantes finales que esto ha sido un fallo, que ha limitado mucho su forma de entender la existencia.
Gracias por leer Efecto Eureka.
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«Si he logrado ver más lejos ha sido porque he subido a hombros de gigantes». Esta frase de Isaac Newton tantas veces repetida* se utiliza para hacer un reconocimiento agradecido y entrañable a las personas que han marcado unas pautas o abierto caminos que no se habían empleado o transitado todavía.